En los próximos días muchas niñas y niños empiezan el cole por primera vez, para otr@s no es algo nuevo pero igualmente necesitan una transición amable. Es un momento especialmente sensible y que debería ponerse en valor el cuidarlo y el respeto a las criaturas.
El periodo de adaptación es el tiempo que tarda en vincularse con sus nuevas figuras de referencia el niño o la niña que empieza en la escuela. No importa la edad, si una niña o niño llega nuevo a un lugar necesita un tiempo para establecer vínculos. Es un momento sensible en el que es importante tener en cuenta sus necesidades y sus ritmos para que pueda darse de forma respetuosa y lo más tranquila posible.
¿Qué podemos hacer los días previos?
- Adaptar el ritmo y las rutinas en casa para que la transición no sea tan brusca. La hora de acostarse y de levantarse (es importante que puedan dormir las horas que necesitan para un buen descanso, por eso puede ser necesario adelantar la hora de ir a la cama), la hora de la comida…
- Anticiparle la nueva situación, que pronto irá a un nuevo lugar, hablarle de él y de las personas que allí habrá.
- Ir a conocer el lugar. Podéis hacer el camino a la escuelita en el medio de transporte que vayáis a hacerlo después habitualmente (en coche, tren, andando…) para que le resulte familiar. Y al llegar mostrarle la fachada y contarle que allí iréis pronto.

¿Qué cosas pueden ayudar una vez comienza el proceso?
- Seguridad. Sentirnos seguras, como familia, de la decisión que hemos tomado de llevarle a la escuelita. Tener claro cuál es nuestro por qué nos ayudará en el proceso.Cada familia tendrá sus razones, meditadas y tomadas desde la consciencia, la escolaridad hasta los 6 años no es obligatoria en España, pero son múltiples los motivos por los que cada familia puede decidir hacerlo.
- Anticipación. Contarle a nuestra criatura lo que va a ocurrir, aunque nos parezca muy pequeña. Cada familia sabrá exactamente qué decir, que irá a un nuevo lugar en el que podrá jugar, que habrá otras niñas y niños, que otras personas l@ cuidarán, que siempre vamos a volver a buscarles (después/ antes de comer, antes/después de la siesta…). La noche anterior contarle lo que sucederá al día siguiente en la escuelita les dará mucha seguridad.
- Que sea gradual. Lo ideal es que ese proceso de vinculación pueda hacerse de manera gradual, todo lo que cada criatura y cada familia necesite. Al principio ir a conocer el lugar y a las personas que le acompañarán allí, después a las niñas y niños, después un tiempo corto de estancia y poco a poco ir alargando hasta que se quede toda la jornada.
- Confianza. Es importante sentir confianza en la decisión que hemos tomado. Confianza en las personas con las que dejamos a nuestra criatura: confiar en su profesionalidad, en su saber hacer.* Es importante que nos vean hablar con ellas tranquilamente y con alegría, eso les dará seguridad. Confiar también en nuestra criatura, en sus capacidades y hacérselo saber. *Para confiar en l@s acompañantes de nuestra criatura tenemos que sentirlo así. Si sentimos todo lo contrario quizás ese lugar no sea el idóneo para dejarle. Nunca perdamos la confianza en nuestra intuición.
- Despedirnos de la criatura siempre: nos es lo mismo el llanto por la tristeza de que te vayas que el de desesperación por no saber donde estás al darse la vuelta. Despedirnos de manera clara y amorosa, que sepa que nosotr@s también vamos a echarle de menos y que no dude de que vamos a volver a buscarle. Y sin alargar la despedida en el tiempo, con esto no me refiero a que sea “rápida”, sino que si le decimos que “nos vamos ya” no estemos posponiéndolo porque se hará más duro.
- Objeto transicional. Un objeto que será nexo casa-escuela, que será un recurso emocional para calmarse en momentos de desasosiego. Puede ser un muñeco blandito o cualquier otro objeto especial para la criatura.
- Comunicación familia-escuela. Si las personas que van a quedarse con nuestra hija o hijo saben cómo hacemos en casa el cambio de pañal, cómo les acostamos cuando duermen la siesta y cualquier información que nos pueda parecer relevante, eso les proporcionará a las criaturas seguridad, cada detalle cuenta.
Como madres y padres es importante que tengamos en cuenta que comienza una temporada en la que es posible que nuestra criatura esté más irritable, más cansada, que tenga más rabietas o viva algún retroceso quizás relacionado con el control de esfínteres o que vuelve a necesitar que le ayudemos con la cuchara al comer. Puede ser que tenga más despertares nocturnos, menos apetito o que quiera estar muy pegadit@a nosotr@s cuando estamos juntas. Esto es totalmente normal, cuando hay grandes cambios las criaturas necesitan un tiempo para poder integrarlos, nuevas experiencias, momentos difíciles… Lo que más puede ayudar en esos momentos es nuestra comprensión del proceso, que podamos poner todo el amor y presencia posible. Todo pasa, todo llega. Calma y mucho cariño.
Quiero hacer un pequeño comentario relacionado con la situación actual a la que nos ha llevado la pandemia. Me cuesta mucho pensar que es posible encontrar formas de que sigamos pudiendo ir a trabajar, de que podamos viajar, de que sigamos comiendo en restaurantes, de que podamos disfrutar de conciertos… y que sea imposible que las madres y padres acompañen a sus hijas e hijos en las adaptaciones en algunas escuelas. Tiene que haber formulas, solo es necesario tener voluntad para buscarlas. El respeto y el cuidado hacia las niñas y niños debe estar a la cabeza de la lista de prioridades de instituciones y gobiernos, no puede haber excusas. Ni siquiera una pandemia.
Ojalá esta información sea útil, cualquier duda o inquietud podéis contratar una sesión individual y charlamos sobre el proceso.
Si eres educador@, acompañante o profesor@ y quieres más información o ideas de cómo poder implementar un periodo de adaptación respetuoso en tu escuelita, puedes ponerte en contacto también.
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