Hoy escribe aquí Adrián, un amigo, padre, acompañante de niñas y niños en una escuela activa de la que es también cofundador (Landabaso Eskola Aktiboa) y, la persona que asistirá al grupo de Padres de «La otra orilla».
La otra orilla es el grupo de Mapaternidad que lanzamos en Vivêt. Será online, a partir de Enero, lunes alternos, sesiones para madres, sesiones para padres y sesiones compartidas ampliar la mirada, ver la otra orilla de nuestro río, de nuestra vida, nuestra crianza. Comprender, crecer y reflexionar juntas y juntos para vivir en calma. Os dejo con él:
Como padre que soy, decir que el pretexto que he tenido en cuenta a la hora de construir mi paternidad han sido y son las necesidades del bebe que nace y va creciendo. Desde ese momento considero que me pongo al servicio de una vida humana, y por lo tanto me pregunto qué necesita esa vida, y acto seguido qué necesita de mí. Creía que esta primera parte la tenía trabajada tanto personalmente cómo conjuntamente con mi pareja, la madre de mi hija. Pero hasta que no lo he transitado, no me he hecho realmente consciente de lo que supone y esos primeros meses fueron duros e intensos y consecuentemente fue difícil encontrar el lugar donde sentirme a gusto.
En lo referente a los primeros meses de una criatura, entiendo que una díada madre-bebe es fundamental para el bienestar de las dos. Por ello, yo me coloco en el rol de cuidador, protector y sostén emocional de la familia. Es decir, a nivel práctico lo transformo en estar antes que nada presente. Presente para asistir las necesidades de mi pareja para que ella pueda estar lo más cómoda y segura posible con el bebé. Es ocuparme de las responsabilidades domésticas y en ocasiones es también realizar los cuidados del bebe (cambio de pañales, paseo para que duerma…) para que la madre pueda descansar o tener algún ratito para ella sola. Y sobre todo, y lo que me ha resultado más difícil, es escuchar, sin juzgar y sin dar mi opinión, a mi pareja, sus desahogos emocionales. He querido estar ahí, eso no quiere decir que lo haya conseguido. Echando la vista atrás siento que en ocasiones me he pasado por exceso, he dado mi opinión y he intervenido con el bebe más de la cuenta, además de ponerme a dar lecciones en momentos inoportunos. Creo que me he inmiscuido en un rol que era más de la madre. Han hecho falta 4 meses y una crisis de pareja para darme cuenta por donde iba y readaptar mi rol, creo que desde entonces estoy más cerca de donde quiero estar, transito con mis errores por el sendero adecuado y en casa vivimos en una considerable armonía.
Pero es que no esta fácil encontrar ese ajuste óptimo en el que un padre se encuentre cómodo en un rol de estas características. Diría que los hombres no estamos acostumbrados a sentirnos satisfechos en el papel de cuidador y acompañante, sin vivir directamente, en este caso, un vinculo estrecho con el bebe, como sí lo vive la madre. Muchos padres queremos romper con antigüos modelos patriarcales y optar por una nueva paternidad, pero nos perdemos en el intento y creo que una de las principales razones es una inestable salud afectiva que acarreamos desde que somos niños, la que hace que no seamos capaces de sentirnos valiosos en el lugar descrito.*
He explicado donde me he colocado en los inicios de una nueva vida humana. Pero es que el bebé crece, se hace niña y sus necesidades cambian, por lo que el rol que asumimos su padre y su madre se reconstruye a la par. Ahora, que mi hija tiene un año, permite que su madre, mientras está con ella, pueda realizar ciertas tareas de casa y otras actividades y tiene también satisfechas sus necesidades en los ratos más largos que paso a solas yo con ella. De esta manera mi pareja, alguna tarde al salir yo del trabajo o algún rato del fin de semana, tiene espacios personales para ella sola. Es una de las asistencias que estoy asumiendo con gusto en esta etapa, claro que echo en falta tener mis ratos personales para ir a surfear o estar un rato con los amigos, pero es donde elijo estar ahora. Mi hija seguirá creciendo, sus necesidades cambiarán y ello permitirá nuevos reajustes en el sistema familiar.
Cada padre y familia es única, como singulares también las necesidades de cada madre, y diferentes las de cada hija e hijo. Por lo tanto cada padre es forjador de su vida y a cada uno le corresponde encontrar su lugar. Con la narración de mi recorrido he querido dar unas pinceladas de por donde considero yo que ha de moverse uno y pienso que el hablar con otros padres sobre lo que nos atraviesa, sobre nuestros sentimientos y nuestras vivencias personales es tejer redes de apoyo y, además de enriquecer el crecimiento personal, es también un construir juntos esa nueva paternidad consciente tan necesaria para unirse al cambio de paradigma de crianza, educativo, social y cultural que han iniciado ya otros movimientos.
*Me gustaría añadir, que quizás, la masculinidad y el rol de padre al que empuja la sociedad tiene más que ver con la acción, la productividad, la retribución material. Y claro, los cuidados y el sostén son vistos casi como opuestos. (Ade)
2 respuestas a «¿Qué rol asume un nuevo padre?»
Muchas gracias , es un placer leer reflexiones de un hombre sobre este tema .
¡Gracias a ti por leerlas! Si, a mi me parece muy enriquecedor. ¡Un abrazo!